sábado, 6 de abril de 2024

Los astronautas estaban bajo tierra.


I.
Soñé con una frase. Estaba escrita en un papel que encontraba en el piso. “Los astronautas estaban bajo tierra”, decía el papel. La letra con que estaba escrito era cuidada y elegante. Me pareció, en el sueño, que había sido escrita por una mujer mayor. No sé bien decir por qué, pero eso es lo que me pareció. El papel era blanco, indistinto a otros papeles. Recuerdo haberlo olido, pero no capté, cuando lo hice, ningún olor en especial. Luego lo doblé y lo guardé en uno de mis bolsillos. En el sueño, por cierto, no había nada más. Solo un poco de frío y a veces viento, pero nada más. Luz, tal vez, pero no sé desde donde venía. Luz solamente, sin sombras. Luz blanca.


II.
Los astronautas estaban bajo tierra. Ahora no, pensé, mientras salía del sueño. Estaban bajo tierra, es cierto, pero no sabemos realmente cuál es su sitio. Nadie lo sabe, en todo caso, y tampoco los astronautas. Al fin y al cabo, todos hemos estado bajo tierra, concluí, al despertar. Por ende, me dije -siguiendo una lógica extraña-, todos somos astronautas.


III.
Suelo anotar las frases que aparecen en mis sueños. Las anoto en papeles que dejo en mi velador, siempre escritos con una caligrafía distinta. A veces descubro que eran parte de un libro que había leído hace poco, pero por lo general ya ni las busco. Simplemente amontono los papeles y los leo al despertar. Luego no vuelvo a leerlos más. Tampoco, por cierto, los sueños se repiten. No soy yo quien dijo esto.

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